Autor: Carlos Alberto Murillo Cárdenas. Especialista en Administración de Justicia, Maestro en Derecho, Maestro en Administración Pública Estatal y Municipal, Doctor en Derecho y Profesor de Tiempo Completo e Investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro, Perfil PRODEP, y Candidato al Sistema Nacional de Investigadores, responsable del Subcomité de Investigación de Pregrado de la facultad de Enfermería en el campus Jalpan y Responsable del Centro de Investigación en Vinculación para la Sustentabilidad CIVS.

Autor: Carlos Alberto Murillo Cárdenas
Idioma: Español
Fecha de publicación: Septiembre 2024
Aprobado: Agosto 2024
Palabras Clave: Complejidad, educación, Sistemas Educativos.
¿Cómo usamos el concepto de complejidad en el aula? Aplicar el concepto de complejidad en la educación significa un cambio de enfoque en la práctica docente, primero desde el enfoque tradicional de una visión reduccionista del conocimiento hasta reconocer y aceptar las intrincadas interacciones dentro de los diversos sistemas educativos.
Lo anterior genera un desafío por la complejidad, donde ahora las interacciones entre diversos elementos de esos sistemas dan lugar a resultados emergentes e impredecibles. Esto nos lleva a pasar de una visión lineal y simplificada de un programa de estudios a reconocer que existe una multiplicidad de factores que intervienen en el aprendizaje. Además, tener una disposición a la adaptación entre los sistemas, entre los actores involucrados, como en los estudiantes con
diferentes formas de aprendizaje y ritmos de trabajo y en los docentes en sus técnicas de enseñanza. En este mismo sentido, en énfasis en la innovación mediante el fomento del pensamiento creativo y crítico en los estudiantes para que puedan desarrollarse en un mundo de cambio constante. La complejidad es un escenario que se alinea con la naturaleza multidimensional y evolutiva de la educación moderna, hace énfasis en la necesidad de métodos
de enseñanza–aprendizaje que atiendan la variabilidad de la sociedad como de los individuos.
¿Qué se lograría siguiendo estas directrices de la Complejidad en la educación? De inicio se lograría una mayor comprensión de los procesos de los sistemas de aprendizaje, en otras palabras, sus entornos personales de aprendizaje (PLE, por sus siglas en inglés) al propiciar el desarrollo de habilidades metacognitivas, de autorregulación y autonomía y el aprendizaje en contextos formales e informales. Además, un proceso de enseñanza más efectivo, al buscar la adaptabilidad y la personalización de las estrategias de enseñanza para cada estudiante. En consecuencia, sé educaría a personas con habilidades de pensamiento crítico, creatividad y resolución de problemas para enfrentar los desafíos del mundo actual, así como de incidir en él de manera ética.
Más allá de comprender a la complejidad en la educación, esto implica entender la postura ética del individuo como el centro rector de la generación de la razón de ser del conocimiento como abierto e incompleto, y abordar el desafío fundamental de que las personas encuentren su lugar en un mundo que cambia rápidamente, esta es la premisa fundamental.
Esta perspectiva sobre la complejidad en la educación plantea enfrentar los desafíos que se presentan y nos formulan la vida y los ecosistemas contemporáneos, al final, se busca un
planteamiento más coherente y efectivo de la enseñanza y el aprendizaje.
Referencias
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- Martínez Romero, E., & Esparza Olguín, L. G. (2021). Teorías de Sistemas Complejos: marco epistémico para abordar la complejidad socioambiental. Intersticios Sociales, 21, 373–398. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=421766332015
- Morin, E. (1990). Introducción al Pensamiento Complejo (Gedisa, Ed.).
- Severo Arce., R. (2021). Relaciones entre el pensamiento complejo y los sistemas complejos adaptativos. Simbiótica. Revista Eletrônica, 8, 1–20. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=575967011001
- Uribe Sánchez, J. L. E. (2009). El pensamiento complejo de Edgar Morin, una posible solución a nuestro acontecer político, social y económico. Espacios Públicos, 12(26), 229–242. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67612145012

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